El bienestar animal no es sólo un concepto para tratar de paliar el impacto que tiene el ser humano en la salud de los animales, sino una forma de hacer más ética y consciente con la vida. Esta conciencia, que cada vez tiene mayor impacto y relevancia en el ámbito científico, ha de poder desarrollar nuevas herramientas y metodologías de estudio manteniendo un equilibrio entre fiabilidad y un mínimo impacto en la salud animal. En este sentido, un ejemplo es el estudio de las mucosas y en concreto la de la piel, una de las herramientas más prometedoras para analizar el estado físico y fisiológico del animal. Con el creciente interés por estas matrices, paralelamente también es necesario determinar los mejores biomarcadores y definir sus papeles en la salud animal.
El desarrollo de estas nuevas herramientas y la utilización de nuevas matrices (fuera de las clásicas) abre un nuevo camino de convergencia entre la ciencia productiva y la ecológica, teniendo siempre en cuenta el objetivo de ser más responsables con la vida animal.
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